SCOTT PILGRIM VS THE WORLD (Edgar Wright, 2010)

SCOTT. La transparencia con la que todo comienza, en un ensayo de un grupito de rock adolescente, con lo marrón de una casita, de teleserie entre los Brady y la familia crece. Pronto comienza a subirse el listón y la complejidad se teje a sí misma. La insistencia en los lugares descritos con movimientos de cámara, el mismo lugar con el mismo movimiento de cámara. Scott ante su existencia, con la cara de Michael Cera, ensimismamiento y el compañero de piso es el hermano de Macaulay Culkin ni más ni menos y las onomatopeyas empiezan a aparecer, cómic, cómic, pero no “300” ni “Sin City”, otra cosa más suelta y más sobresaliente. Menos cartografiada.

PILGRIM. La segunda fase llega a la par que la obsesión de Scott Pilgrim por Ramona Flowers, una chica con el pelo como un garabato y de la que se dice que tiene cicatrices de batalla. Por todo el cuerpo. Elipsis tremendas que convierte el montaje picado inglés en anodino y que construyen una cadena de niveles lineales, pasado-futuro sin presente, que es vertiginoso… pero esto acaba de empezar y la música ya ha sonado bastante.

VS. Ahora toca que suenen los puños, los golpes en las jetas, toda la parafernalia de los videojuegos, los píxeles, las monedas al vencer a enemigos, los Wachowski y sus no-tiempos kurosawanianos, el desdoblamiento de la realidad por reversión de lo excesivo, rebosante, todo patas arriba y frenético. No hay que olvidad que el director de foto es Bill Pope, maestro! Dire de foto de la saga de “MATRIX”, de las secuelas de “SPIDERMAN”, de “THE SPIRIT”, de “LAZOS ARDIENTES” o de “DARKMAN” como embrión de todo lo característico de este tipo: gran artificiero de lo artificioso. Todo lo que podría ser bochornoso es gracioso de una forma ligera, divertida, es frescura pura. Una peli de peleas que ofrece un abanico muy provechoso de recursos, de indefinición, de mejunge ya en sí mismo.

THE. El montaje, las preposiciones, los artículos y las conjunciones forma una peli que como remolino te acoge y cuando termina te tira al mundo real (lluvioso, oscuro y lento). Aún con la progresión de los 7 ex-novios a los que tiene que enfrentarse, se supone que cada vez más difíciles, todo con ansias de llegar al fin, del final feliz, remitiendo a Mankiewicz y sus estructuras, donde el antes influye de manera “física” en el presente así como este influye en todo los demás tiempos pasados y futuros. El deseo y la autoestima.

WORLD. El amasijo de influencias sin descanso que se convierten en ninguna referencia dialoga con los propios personajes en principio acartonados y fijos y luego evolucionan, dentro de sus estereotipos. Me ha encantado toda propuesta de la peli, mortal. Quizá bebe de un espíritu publicitario, del zapping, pero no lo creo. Es dialogante con el propio cine, con el logo inicial de “Universal” mítico con el mundo, ya pixelado. Todo intención. Bravo!